La importancia del parlamento.

De cara a al proceso electoral del 2021, la atención de los ciudadanos, medios de comunicación y redes sociales, se centra en la elección del presidente, y sobre la Asamblea Nacional. En una forma de gobierno presidencialista, es el poder ejecutivo el centro del poder político; y en la cultura política ecuatoriana, la imagen del líder que compite por la presidencia, se vuelve el eje del resto de candidatos a diferentes dignidades.


Pero ¿cuál es la importancia de las elecciones legislativas? Pues es de vital importancia, no solo por ser el primer poder del Estado, sino también por las funciones que tiente todo parlamento. Por un lado, está la Representación: siendo este órgano del Estado el que refleja el pluralismo de la sociedad, y donde a través de los representantes, se transmiten demandas de los ciudadanos hacia el sistema político. Estas demandas, se transforman en leyes, mismas que son discutidas y aprobadas por este poder del Estado, previa a su sanción o veto por parte del presidente.
Otra de las funciones, y talvez la más importante, es la de control político, misma que se materializa en la interpelación, fiscalización y juicio político a quienes conforman otras instituciones estatales, lo que permite un adecuado equilibrio de poderes y un eficiente sistema de pesos y contrapesos en un sistema político.
Pero al tener 16 candidatos a la Presidencia de la República, la fragmentación será la principal característica de la siguiente elección. A pesar de que sólo el Partido Social Cristiano unió fuerzas con el movimiento CREO en la centro derecha, otros movimientos políticos cercanos a estas dos organizaciones, han privilegiado sus intereses personales y ambiciones políticas, a conformar un solo frente, que pueda ganar la presidencia de la República, y configurar una mayoría legislativa que permita profundizar el cambio que necesita el país, después de 14 años y dos gobiernos que han sumido al Ecuador en una profunda crisis económica y una pobre institucionalidad, que se traduce en niveles bajísimos de confianza hacia el parlamento, sistema judicial o los partidos políticos.

Esta fragmentación, posiblemente, hará más difícil la gestión política y administrativa del siguiente período, entre ellas, la fiscalización, tan necesaria para transparentar las acciones del Estado. Ante este escenario, los ciudadanos debemos ser responsables al emitir no solo nuestro voto por un candidato que tenga opciones reales para alcanzar la presidencia de la República, y vencer al nuevo partido alquilado por los seguidores de Correa, sino que es vital darle a ese presidente una mayoría legislativa, conformada por la unidad de la tendencia, y que no ha esperado al resultado electoral para entender la urgencia de aunar esfuerzos que permitan darle mejores días al país.


Es por esto, que la elección parlamentaria, es quizás, más importante que la del presidente, ya que necesitaremos de un legislativo conformado por hombres y mujeres probos, con sentido de país y que promuevan desde ya la unidad para derrotar a ese pasado oscuro que hoy quiere volver a instalarse en Carondelet para garantizar la impunidad de tantos otros delitos que están en proceso de judicialización. Necesitamos hechos, y no palabras, necesitamos acciones concretas y no meros “shows”, que nos hacen recordar ese nefasto discurso que deslegitimaba al legislativo allá por el año 2007, y que llevó a Correa al poder.

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